Bajan cuatro de las campanas del campanario de la iglesia de San Valero en el barrio de Russafa. Se podría pensar que para descanso de los vecinos de la zona, amén de las palomas que descansan en el campanario y los cernicalos que anidan sobre él, pero lo cierto es que esas campanas ya llevaban tiempo sin repicar. Ahora toca restaurarlas y volver a subirlas. ¿Cómo será cuando el campanario tenga sus ocho campanas funcionales?. A mí me da, si se me permite la expresión, que va a ser un infierno.
Valencia. Mar. 2013
22 de marzo de 2013
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2 comentarios:
Tranquilo, Dani. Yo, cuando tenía unos pocos meses, me fui a vivir (me llevaron) a una casa a unos veinte metros en línea recta del campanario de la iglesia del pueblo. Tocaban (tocan) los cuartos, las medias, las horas, el luto, el rebato y la madre que lo parió. Imagínate que la llamaban "la casa de las campanas". Bueno, pues a los tres meses nadie se enteraba de que tocaban. La costumbre droga más que la que llaman droga. Un abrazo.
Jo, pues yo no dejo de oirlas y ya llevo años viviendo al lado :-(
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